¿TE PONES A ESCARBAR EN TU MENTE EN BUSCA DE LO QUE HAS HECHO MAL MAS CONCENTRADO QUE UN SABUESO BUSCANDO UN HUESO?
- Iara Martínez de Oliveira
- hace 4 días
- 2 Min. de lectura
Esa tendencia a escarbar en el pasado buscando errores, fallos o momentos vergonzosos… es más común de lo que parece, y tiene raíces profundas en cómo funciona nuestra mente y cómo nos relacionamos con la culpa, la identidad y el deseo de control.
¿Por qué nos torturamos con el pasado?
1. La ilusión de control retroactivo
Pensamos que si analizamos lo suficiente lo que hicimos mal, podremos evitar que vuelva a ocurrir. Es como si el castigo mental fuera una forma de “corregir” el pasado, aunque racionalmente sabemos que no se puede.
“Si sigo pensando en esto, quizás encuentre una forma de redimirme.”
2. Autocastigo como forma de expiación
Algunas personas sienten que no merecen perdonarse, así que se imponen un sufrimiento constante como penitencia. Es una forma de decirse: “No merezco estar tranquilo después de lo que hice.”
Esto suele estar ligado a una autoestima frágil o a modelos de crianza donde el error se castigaba duramente.
3. Identidad basada en la culpa
Cuando alguien ha vivido mucho tiempo sintiéndose culpable, esa emoción se vuelve parte de su identidad. Dejar de sentirse mal sería como perder una parte de sí mismo.
“Si no me siento culpable, ¿Qué soy entonces?”
4. Sesgo de negatividad
Nuestro cerebro está diseñado para detectar amenazas. Por eso, los recuerdos negativos tienden a ser más vívidos y persistentes que los positivos. Es un mecanismo evolutivo que nos ayudó a sobrevivir, pero que puede volverse tóxico si no se regula.
5. Ansiedad y búsqueda de certeza
La mente ansiosa busca certezas absolutas. Revisar el pasado una y otra vez es un intento de encontrar una “respuesta definitiva” que nos calme. Vas rizando el rizo. Pero como el pasado es inmutable, ese alivio nunca llega.
“¿Y si lo que hice fue peor de lo que recuerdo?”
¿Cómo empezar a romper ese ciclo?
- Practicar la autocompasión: No se trata de justificar todo, sino de entender que errar es parte de ser humano.
- Reformular el error como aprendizaje: ¿Qué te enseñó esa experiencia? ¿Cómo te transformó?
- Limitar el tiempo de rumiación: Si vas a pensar en el pasado, hazlo con propósito, no como castigo.
- Hablarlo en terapia: A veces, lo que más necesitamos es que alguien nos ayude a mirar ese recuerdo desde otro ángulo.
Tú no eres la suma de tus errores. Eres la historia completa, con matices, evolución y posibilidad de cambio.

Comentarios