Los “¿Y si…?” en la ansiedad: cuando la mente busca seguridad y solo encuentra más miedo
- Iara Martínez de Oliveira
- hace 6 días
- 3 Min. de lectura
Si vives con ansiedad, seguramente tu mente te lanza constantemente pensamientos del tipo:“¿Y si sale mal?”, “¿Y si me pasa algo?”, “¿Y si no puedo?”, “¿Y si me juzgan?”.
A primera vista, parecen preguntas lógicas, una forma de estar preparada o de evitar el dolor.
Pero en realidad, los “¿Y si…?” son una trampa muy sutil de la ansiedad
Son una búsqueda desesperada de control que, en lugar de calmar, mantiene encendido el sistema de alarma.
Por qué los “¿Y si…?” parecen calmar… pero no lo hacen
Cuando la mente anticipa un peligro, imaginar escenarios posibles da una falsa sensación de control.
Parece que pensar en todo lo que podría salir mal nos hará estar más preparadas.
Es un intento legítimo del cerebro de protegernos, de evitar la incertidumbre o el sufrimiento.
Pero lo que realmente ocurre es que:
Nunca hay una respuesta suficiente. Por cada “¿Y si…?” aparece otro más.
No no vas a encontrar "la respuesta", da igual los y sis que te hagas.
El cuerpo no distingue imaginación de realidad. Cada posibilidad temida activa la misma respuesta fisiológica: tensión, taquicardia, respiración corta.
La mente se engancha en bucle. Cuanto más pensamos, más miedo sentimos, y cuanto más miedo, más necesitamos pensar.
Así, el “¿Y si…?” deja de ser una herramienta y se convierte en un círculo vicioso de anticipación, duda y autoexigencia.
El daño invisible que producen
Los “¿Y si…?” no solo alimentan la ansiedad mental; también desgastan profundamente:
Erosiona la confianza en ti misma. Si todo el tiempo esperas que algo salga mal, tu cerebro empieza a creer que no eres capaz.
Te desconecta del presente. Mientras imaginas posibles futuros, la vida pasa sin que la sientas plenamente.
Congela la acción. Tanto análisis y anticipación terminan paralizando. No actúas por miedo a equivocarte o a sufrir.
Refuerza el circuito ansioso cuerpo-mente. Cada pensamiento temido activa las mismas rutas neuronales y corporales de alerta, fortaleciendo el hábito de la preocupación.
Qué puedes hacer cuando los “¿Y si…?” aparecen
Reconócelos sin creerles
No luches contra ellos, date cuenta de que están, de que estás pensando eso y nómbralos: “Esto es un pensamiento de tipo ‘¿Y si…?’, no una realidad.”
Nombrar es el primer paso para desactivar su poder.
Vuelve al presente
Pregúntate: “¿Qué está pasando ahora mismo?”
Siente tus pies en el suelo, tu respiración, tu entorno.
La ansiedad vive en el futuro, tu cuerpo está en el presente, aprovéchalo.
Reformula con acción o autocuidado.
En vez de “¿Y si me da ansiedad?”, prueba “¿Qué puedo hacer si siento ansiedad?”
En vez de “¿Y si no puedo?”, di “¿Qué necesitaría para poder hacerlo con más calma?”
No busques certezas, busca sostén
No necesitas saber cómo saldrá todo, solo sentir que podrás acompañarte si algo no sale como esperas.
La seguridad no está en controlar el futuro, sino en confiar en tu capacidad de estar contigo.
Involucra al cuerpo.
El pensamiento ansioso se corta con experiencia corporal: respiración profunda, movimiento lento, contacto con algo físico (una manta, una textura, el suelo).
El cuerpo puede llevarte a donde la mente no logra llegar sola.
Los “¿Y si…?” son la forma en que tu mente ansiosa intenta protegerte, pero en realidad te mantiene atrapada en una sensación constante de peligro.
No necesitas dejar de pensarlos de golpe, sino aprender a reconocerlos, sostenerte y regresar al presente.
Cada vez que eliges respirar en lugar de anticipar, estás entrenando una nueva forma de estar contigo: menos control, más confianza.




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