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Gratitud y mindfulness para escépticos: ¿herramientas útiles o puro humo?

  • Foto del escritor: Iara Martínez de Oliveira
    Iara Martínez de Oliveira
  • hace 6 días
  • 2 Min. de lectura

“Vive el presente”, “agradece lo que tienes”… si este tipo de frases te suenan a espiritualidad barata o a frases de taza de café, no estás solo. Para muchos, conceptos como la gratitud o el mindfulness parecen parte de una moda superficial, alejada de la realidad del día a día. Pero, ¿y si no fueran tan inútiles como parecen?


Lo que suena a cliché... podría tener más fondo del que creemos

Yo también solía pensar que todo esto era cosa de gente con demasiado tiempo libre o inclinaciones místicas. Pero en medio de semanas difíciles, donde todo parecía cuesta arriba, descubrí algo inesperado: entrenar la atención y practicar gratitud no era una pérdida de tiempo. Al contrario, podía ayudarme a recuperar un poco de claridad mental.

Y no, no se trata de negar la realidad ni de fingir optimismo. Es otra cosa.


Gratitud no es autoengaño, es perspectiva

Ser agradecido no significa ignorar lo que está mal. Es simplemente notar que, incluso en el caos, hay cosas que no están fallando. Dormiste bajo techo. Tu cuerpo sigue funcionando. Alguien respondió tu mensaje. Puede parecer trivial, pero no lo es.

Diversos estudios en psicología muestran que practicar gratitud de forma regular puede reducir el estrés, mejorar el sueño y estabilizar el estado de ánimo. No es por misticismo, sino porque cambia la forma en que el cerebro interpreta la realidad.

Ejemplo concreto: registrar algo positivo cada día (“Hoy tuve una conversación que me hizo bien”) puede disminuir la activación de áreas cerebrales asociadas al estrés. No es magia. Es neurociencia.


Mindfulness no es sentarse a no pensar

Otra palabra que suele generar escepticismo: mindfulness. Suena a retiro espiritual en la montaña. Pero en realidad, se trata de algo mucho más sencillo: entrenar tu atención. Es como ir al gimnasio, pero para la mente.

En lugar de dejar que tus pensamientos te arrastren sin control, aprendes a enfocar tu atención en lo que eliges. Diversos estudios han demostrado que esta práctica puede:

  • Reducir la ansiedad

  • Mejorar la concentración

  • Ayudar a dormir mejor

No se trata de vaciar la mente, sino de observar lo que pasa sin quedar atrapado en ello.


No tienes que creer en esto. Solo pruébalo como experimento

No es necesario comprar velas aromáticas ni creerse ningún discurso esotérico. Basta con probar. Aquí va un pequeño experimento que puedes hacer durante cinco días:

  1. Escribe una cosa que no salió mal hoy.

  2. Respira durante tres minutos sin mirar el teléfono.

Eso es todo. No esperes iluminación. Solo observa si algo cambia. Si después de cinco días no sentís ninguna diferencia, lo dejas. Pero si sí… tal vez no era tan inútil como pensabas.


Una herramienta más para lidiar con el ruido mental

No se trata de volverse una persona zen ni de negar lo difícil. Es simplemente sumar una herramienta para enfrentar el agotamiento mental, el estrés y la sobrecarga de pensamientos.

Si estás saturado, estresado o simplemente cansado de sentir que tu mente no para, esto podría ayudarte a aflojar un poco ese nudo.

Y si no, no pasa nada. Pero quizás, como me pasó a mí, te sorprenda.

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