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El miedo a la muerte: una puerta hacia la vida

  • Foto del escritor: Iara Martínez de Oliveira
    Iara Martínez de Oliveira
  • hace 4 días
  • 2 Min. de lectura

Hablar de la muerte no es hablar del final, sino de la forma en que elegimos vivir.

El miedo a morir suele ser también miedo a no haber vivido plenamente.

A veces no tememos tanto a “no existir”, sino a no haber dejado una huella, a haber pasado de largo sin habitar el presente.


Te invito a detenerte un momento y sentir estas preguntas, no solo con la mente, sino también con el cuerpo:


·       ¿Qué dejaría pendiente si muriera hoy?

Observa qué se mueve dentro al responder… ¿tensión? ¿nostalgia? ¿deseo?


·       ¿Cómo me gustaría que me recordaran?

¿Qué cualidades mías me gustaría que quedaran en los demás?


·       ¿Cuál quiero que sea mi aportación al mundo?

¿Qué energía quiero dejar atrás: calma, ternura, conciencia, alegría?


·       ¿Qué echaría de menos si me fuera?

Las pequeñas cosas nos devuelven la medida real de lo importante.


·       ¿Qué partes de mí aún no han tenido permiso para vivir?

Quizás hay una versión tuya esperando ser expresada, antes de irte.


·       Si supieras que tienes un año de vida, ¿qué cambiarías hoy mismo?

¿Qué elegirías dejar ir? ¿Qué elegirías abrazar con más fuerza?


·       ¿Qué conversaciones pendientes tengo?

Palabras que no he dicho, perdones que no he ofrecido, afectos que no he mostrado.


·       ¿De qué manera estoy evitando sentir la muerte?

A veces el exceso de control, productividad o distracción son formas de escapar del vacío.


·       ¿Qué significa para mí “vivir en paz”?

Y… ¿cuánto de eso estoy practicando hoy?



Hablar de la muerte no nos aleja de la vida.

Nos devuelve a lo esencial, a la gratitud, a la presencia.

Porque cuando aprendemos a mirar la muerte sin miedo, aprendemos también a vivir sin reservas.



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