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Foto del escritorIara Martínez de Oliveira

ME CUESTA LLORAR

Beneficios del llanto

  • Llorar para cansarse

El llanto aumenta el porcentaje de sangre que llega al cerebro, aumenta el gasto energético y la frecuencia respiratoria para oxigenar al cerebro. Al llorar, tu cerebro recibe un 30% de toda la sangre que el corazón bombea al cuerpo. Si no hubiera llanto en el ser humano, “tendríamos, tal vez, que correr cuatro o cinco kilómetros para tranquilizarnos”.

La tristeza acompañada del llanto es una de las emociones que más rápido se autolimitan. No podemos llorar más de 15 minutos.

Además al terminar de llorar, el cerebro libera oxitocina y endorfinas, uno de los neurotransmisores que más nos tranquilizan y que, al mismo tiempo, generan la sensación de satisfacción, calma y bienestar.

  • Llorar nos humaniza y mejora nuestras relaciones sociales

Cuando lloramos “buscamos el reflejo de la tristeza en otras personas”. Ver llorar a alguien, puede hacer que rebajemos nuestra actitud si estamos enfadados, o modificar nuestra prosodia o la manera como hablamos.

Llorar también es una manera de pedir ayuda. Hace más probable que los otros acudan a ofrecer ayuda y a ofrecer su apoyo para lo que necesitemos, por ejemplo sentándose a tu lado en silencio, o pasándote una mano por el hombro.  

Como resultado, después de llorar, es probable que te sientas tranquilo, más calmado e incluso aliviado físicamente de algún grado de dolor.

  • Llorar para liberar emociones

Después de llorar, de forma natural, la mayoría de las personas afirma sentirse mejor por esa liberación de endorfinas, por descargar tensión,… es un gran mecanismo de alivio.

  • Reduce el estrés

Es útil para liberar físicamente hormonas y toxinas relacionadas con el estrés como el cortisol y genera un efecto calmante.

  • Llorar libera el exceso de tensión, reduce la presión sanguínea, favorece la relajación muscular y tienen un efecto sedante y antidepresivo.

  • Mejora el sueño

  • Ayuda a paliar sentimientos asociados como tristeza o frustración al liberar la tensión, la carga, y permitirte expresarte desde ahí.

 

Llorar no es de débiles

Llorar ante una situación de crisis o un momento de ternura es evidencia de una gran capacidad de empatía.

¿Imaginas lo que sucede en tu cuerpo cuando pretendes frenar todo este proceso natural?

Contener el llanto puede afectar nuestra salud. Una persona que no llora cuando lo necesita contiene la rabia, tristeza, frustración, desilusión,… y no es capaz de liberar la tensión interna

Si cada vez que sentimos la necesidad de llorar intentamos ocultarla o evitarla, tendremos mayor propensión al estrés y la ansiedad, a la agresividad, a la vulnerabilidad al desarrollo de demencias, también propicia y aumenta los dolores físicos, y puede provocar malestar estomacal, dolor de cabeza, o tensión muscular entre otros.

 

Consecuencias de no llorar

Si tú no lloras, tu cuerpo sí lo hará

Si te esfuerzas tanto por aguantar, por contenerte y retener eso que está luchando por salir al exterior, al final te desbordarás de forma extrema y terminarás explotando.

No tiene por qué ser el llanto la única opción para regularse y desahogarse, el problema está cuando quiero llorar y no puedo, cuando el cuerpo me pide esa descarga y no se la doy.

  • Aumento del cortisol en la sangre

El cortisol es la hormona del estrés, que se acumula en el cuerpo cuando no se buscan opciones para deshacerse de aquel o para regularlo como puede ser el llanto. A corto y medio plazo, reduce la inmunidad en el organismo, genera mayor sensibilidad, irritabilidad, aumenta la ansiedad, nos genera mayor facilidad para enfadarnos, baja la libido,… y potencia el enfrascarnos en pensamientos tóxicos, además a largo plazo, incrementa el riesgo de padecer diabetes, ansiedad, depresión, problemas de memoria y agresividad, problemas en el ciclo menstrual, colesterol alto, dolores varios, tensión alta,… y muchos problemas más.

  • Trastornos intestinales

Cuando la tensión no se alivia a través del llanto y, por tanto, no se regulan las hormonas del organismo, dicha tensión puede provocar trastornos intestinales, como colitis o úlceras. También problemas digestivos o molestias estomacales pueden generarse por esta tensión.

  • Enfermedades cardiovasculares

El cúmulo de sustancias tóxicas en el organismo afecta a todos los sistemas de nuestro cuerpo, incluído el cardiovascular. Estas sustancias unidas al estrés aumentan el ritmo cardíaco, que a largo plazo desarrolla enfermedades.

  •  Síndrome del corazón roto

El síndrome del corazón roto o la miocardiopatía por estrés también está relacionada con la contención de las emociones fuertes. El disgusto no expresado provoca la liberación de la hormona catecolamina en cantidades muy elevadas que no son eliminadas o reguladas por la descarga del llanto.

 

  • Explosión emocional

Cuando las emociones son muy intensas y no se aceptan ni se liberan, se guardan y al final acaban saliendo de forma más intensa y abrupta, explotando de forma “repentina” y muchas veces con agresividad hacia objetos, hacia uno mismo, hacia otras personas o animales, o incluso con un ataque de ansiedad.

 

  • Somatización

Otra de las consecuencias de no llorar o expresar las emociones es la aparición de una dolencia. Como puede ser un dolor de tripa, dolores de cabeza y de espalda, los nudos en la garganta o en la boca del estómago o la fatiga.


Causas que me impiden llorar

La causa más habitual que nos impide llorar es la existencia de un bloqueo emocional.

También hay ciertas características o personalidades con mayor propensión a que les suceda este bloqueo. Como personas excesivamente racionales, con un autocontrol extremo (la “controlitis” no permite soltar y por lo tanto el llanto es vetado), apego ansioso o evitativo en el cual no hemos aprendido a gestionar nuestras emociones desde el principio y progresivamente genera mayor dificultad para llorar, entre otras restricciones emocionales.


El bloqueo emocional es también una de las secuelas más comunes de haber experimentado una experiencia traumática.


Hay ocasiones en las que ese no puedo llorar es consecuencia de una ausencia de consciencia sobre lo que nos está pasando. Esto es más probable cuando hay una incapacidad de autorreflexión, inmadurez o esa disociación con nuestro malestar para intentar paliarlo.


El condicionante social es importante también, ya que existen entornos sociales en los que está mal visto el llanto, por ejemplo asociándolo a debilidad de carácter.  

 

A-    Bloqueo emocional como causa de la incapacidad de llorar

El bloqueo emocional, que surge cuando se tienen muchas emociones acumuladas e intensas, se refiere a la incapacidad de una persona para conectarse plenamente con sus emociones y expresarlas de manera adecuada. Ocurre cuando se tienen muchas emociones acumuladas

Normalmente, es consecuencia de una acumulación de emociones, o de nuestra propia prohibición de llorar por creencias y mandatos internos que hace que nos saturemos y no expresemos.

Llorar no es una acción fácil para muchas personas, pues necesita un autorreconocimiento, saber identificar las emociones que guardan en su interior, saber escucharse, permitirse expresarse,…

Tu mente se siente tan saturada que activa una especie de adormecimiento emocional, como mecanismo para desconectar y dejar de sufrir. Es como si compartimentase el dolor para que lo puedas ir procesando a monodosis, pero claro si no hay procesamiento no vale como mecanismo regulador.

Así que lo que se busca es reconectar para que eventualmente se pueda dar el desbloqueo y desahogo.

Recursos para el bloqueo emocional serían por ejemplo la relajación, el ser consciente de la situación, trabajar nuestros permisos internos, buscar apoyo, recuperar y/o mantener el autocuidado, buscar formas de identificar y expresar nuestras emociones de manera segura…  facilita nuestra capacidad para liberar emociones acumuladas.

 

El bloqueo emocional a menudo está asociado con experiencias pasadas de trauma, dolor o situaciones emocionalmente abrumadoras. Pueden ser eventos únicos o acumulativos, como abuso emocional, pérdidas significativas, relaciones tóxicas o situaciones de estrés prolongado.

A veces nuestra mente considera que hay mucho que procesar a nivel emocional, que la intensidad emocional es demasiada, y que en ese momento es demasiado, por propia supervivencia, adormece nuestro cuerpo desconectándonos en cierta forma de nuestras emociones, anestesiándolas.

 

El bloqueo emocional puede manifestarse de diferentes maneras. Podemos desconectarnos emocionalmente y tener dificultad para identificar y experimentar las propias emociones, podemos sentir una sensación de entumecimiento o apatía emocional generalizada, podemos sentirnos abrumados por la intensidad emocional pero no consiguen expresarlo (aquí iría la dificultad con el llanto),…

 

La represión del llanto cuando nos hace falta como forma de liberar y procesar emociones suele provocar sensaciones como una sensación de opresión o un nudo en la garganta cuando intenta llorar, o presión en el pecho entre otras.

 

B-    La desensibilización emocional

Que es producto de la exposición prolongada a situaciones estresantes o traumáticas, puede llevar a una apatía hacia los propios sentimientos, haciendo que las lágrimas parezcan inalcanzables.


C-    Factores físicos y condiciones de salud que afectan la capacidad de llorar

El Síndrome de Sjögren destaca como una condición autoinmune que afecta principalmente a las glándulas que producen lágrimas y saliva, llevando a una sequedad significativa en los ojos y la boca.


Existen otros factores físicos que pueden afectar a la producción de lágrimas, como ciertos medicamentos (como antidepresivos y antihistamínicos), o deficiencias nutricionales.


D-    Creencias, traumas y experiencias

Por ejemplo tener vergüenza por llorar porque hemos aprendido que es de débiles, que es inútil, que solo se puede llorar en soledad o al revés en compañía, que no se puede llorar por X tema o en X sitio…

Lo hemos aprendido porque en alguna ocasión (o más bien en muchas) esa respuesta ha sido castigada, rechazada. Eso no quiere decir que no repitamos la conducta de llorar, pero lo hacemos con vergüenza, como escondiéndonos para que no se vea que estamos llorando, con la sensaciñon de estar haciendo algo malo.


Técnicas para el desahogo emocional

A veces evitamos el desahogo emocional. Preferimos aguantarnos, callarnos y hacer como si no pasara nada. O nos aferramos a nuestras actividades diarias, al trabajo,… para no pensar, al hacer y hacer para no parar a sentir.

Pero no por eso nuestras emociones se van a ir, más bien al revés, se acumulan y nos siguen afectando en silencio, acabando confusos, con mayor intensidad o labilidad emocional, y con una necesidad cada vez mayor de expresar y de hacer caso a aquello de lo que nos habla la emoción.

Para cuidar nuestra salud emocional lo primero que debemos hacer es reconocerlas, ponerles nombre, y averiguar de qué nos hablan.


  • Sé consciente de tu emoción. Reconoce tus sentimientos

El primer paso es conectar con tus emociones y comprenderlas.  

¿Cómo me siento? ¿Es tristeza, rabia, decepción,…? ¿Qué hay tras estos sentimientos? ¿Qué otros sentimientos le acompañan? ¿De qué me hablan? ¿Qué me piden?, ¿de qué necesidad o deseo me hablan?

Plantéate también si estás utilizando alguna distorsión cognitiva, que creencias tienes sobre esa emoción y/o situación,…

  • Sentir conscientemente el bloqueo, sé testigo de tu experiencia

Generalmente, la incapacidad para llorar suele ir acompañada de una tensión muscular y otras señales físicas. Puedes cerrar los ojos e intentar concentrarte en la respiración profunda u otra técnica de relajación para desbloquearte.

Sentir conscientemente el bloqueo cerrando los ojos y llevando la tensión a tu cuerpo, comienza a sentir ese bloqueo, malestar o incomodidad, que te va a ayudar a reconectar con tu cuerpo.

Observa ese sentimiento en tu cuerpo ¿Dónde lo notas? ¿Qué tipo de sensación le acompaña? ¿Se mueve o se mantiene fijo? ¿De qué te suena?

Toma conciencia de las sensaciones físicas que surgen en tu cuerpo como resultado de esta emoción. Encuentra en qué parte de tu cuerpo estás sintiendo y manteniendo la experiencia emocional.

  • Explora tus reacciones

Si te has acostumbrado a reprimir o evitar ciertas emociones, es posible que notes mucha tensión cuando te enfrentes a una situación profundamente emocional.

o   Conoce mejor tus emociones

Es difícil expresar emociones cuando te asustan o no las comprendes bien, y esto puede llevarnos a bloquearlas.

Puedes practicar reconocer y aceptar tus emociones en lugar de negarlas e intentar borrarlas del mapa.

Puedes empezar preguntándote como es la situación para ti y qué te mueve (usa una rueda de emociones o un listado emocional si lo necesitas)

¿Qué me da rabia o me enfurece? ¿Y lo que me entristece o me impide encontrarme bien en estos momentos?

Expresa cómo te sientes en voz alta, escribe tus sentimientos y recordarte a ti mismo/a que está bien tener emociones.

Habla en primera persona para conectar con tu emoción “me duele que…”, “me da pena que…”, “no quiero que…”

 

  • Expresa tus emociones

Las emociones pueden canalizarse de muchos modos. Tienes que encontrar las formas que te valgan a ti.

Llorar, buscar un instante de soledad donde estar con un@ mism@ y reorganizar nuestros pensamientos, pensar en nuestras necesidades, escribir en un diario, hablar con alguien,…

 

o   Encuentra un espacio seguro para dejar salir tus sentimientos

Puede ser en solitario, en terapia, con otras personas, a través del arte,… A menudo es más fácil reencontrarte con el llanto si estás en soledad.

 

 

o   Habla de tus sentimientos con las personas en las que confíes

A la hora de buscar el desahogo emocional con amigos o personas cercanas busca siempre personas que sepas que te van a escuchar y a comprender.

Compartir tus emociones con tus seres queridos puede ayudarte a aprender a no negarte el llorar ante los demás. Al hablarlo con los demás te permitirá comprender que es normal tener emociones y expresarlas ante los demás.


o   Expresión artística

Es una forma alternativa de expresión de emociones. A través del dibujo, modelar masa, crear cuentos o canciones, collages puedes apreciar emociones y sentimientos difíciles de verbalizar y expresarlos de forma sana.

 

o   Hablar en voz alta

Al hablar en voz alta te escuchas y eso ayudará a conectar con estas emociones. Tómate tu tiempo. Cierra los ojos, si es necesario, y observa cómo el bloqueo requiere un desahogo.

 

Este paso lo puedes realizar con alguien de confianza que te vaya a escuchar (sin consejos, solo escuchar), sol@ delante del espejo, con un especialista que escuche y entienda la situación…

 

  • Ejercicio físico

El ejercicio permite que la sangre fluya más rápido, que se oxigene tu cuerpo, soltar la tensión de tus músculos ayudando a soltar la parte somática del estrés, genera endorfinas,… 

 

  • Atención plena o mindfulness

A través de la atención plena llevas la atención a la experiencia del aquí y ahora contactando con lo que hay, no con lo que creo que debe haber o lo que quiero que haya, con lo que hay.

Implica un compromiso con el presente y con tus experiencias emocionales.

 

  • Trabajar con el trauma

A menudo hay algún trauma de base en nuestra dificultad emocional. Puede ser algo puntual (abuso, muerte,…) o algo mantenido en el tiempo (negligencia, acoso,…)

Para superar el trauma, es crucial sentir el dolor por el hecho de que nunca podrás obtener lo que querías o merecías desde hace años.

Una vez que te has permitido ese dolor, puedes reconocer la estrategia de adaptación que has desarrollado como resultado.

 

Por ejemplo, era constantemente ignorada y tenía que gestionarme sola y al final he desarrollado una estrategia de afrontamiento para ser independiente de forma tan extrema que me acaba provocándote sentimientos de aislamiento. Al ser consciente de ello no diré “los demás me ignoran” y veré cuál es mi responsabilidad en ello, para qué lo hago y que puedo hacer con ello. Puedo identificar la raíz del problema y modificar mi estrategia para satisfacer mejor tus verdaderas necesidades.

 

  • Trabajar con tu sombra

El trabajo de sombra ofrece otra lente para explorar las diferentes partes de nosotros mismos que mantenemos ocultas, pero que no solo nos afectan en el día a día, sino que tienen información importante sobre nuestros deseos y necesidades.

Tendemos a ignorar o esconder las partes de nosotr@s que no nos gustan habitualmente porque ya nos las han rechazado o no cuadran con “lo esperado”.

Por ejemplo, si cuando llorabas de peque te decían “deja de llorar” o “no es para tanto” invalidando así tu emoción, tu sentir, y su expresión acabarás procesando esa expresión como algo malo, algo que no se debe hacer, avergonzándote de esa parte de ti (o dándote rabia por ejemplo) y no la dejas salir, ubicándola en tu sombra.

 

  • Hacer un movimiento intencionado

Abordar cualquier tensión o emoción no procesada que podría estar retenida en el cuerpo a través del movimiento conectado a la emoción.

Cuando nos movemos intencionadamente, podemos crear una sensación de seguridad en nuestro cuerpo.

El movimiento intencionado libera cualquier energía almacenada al tiempo que ayuda al cerebro a reconocer la diferencia entre tensión y relajación.

Los ejemplos de movimiento intencional incluyen: bailar, estiramientos, yoga, temblores, artes marciales, qi gong, tai chi, caminar meditando, ejercicios de respiración abdominal…

 

  • Practicar la quietud

Estar quieto nos permite estar con nuestros pensamientos, nuestros sentimientos y nuestro cuerpo en un estado presente.

 

Al desconectar momentáneamente de los estímulos externos, podemos conectar mejor con sus pensamientos, emociones y deseos internos.

Algunas formas de practicar la quietud son la meditación, ejercicios de respiración, sentarse en la naturaleza, escuchar música relajante, repetición de afirmaciones, relajación progresiva de los músculos, meditación del objeto,…

 

 

Además algunos consejos para ayudarnos a llorar

 

La auto-reflexión es un punto de partida crucial; dedicar tiempo a entender nuestras emociones y experiencias puede desbloquear la capacidad de llorar.

Explorar las raíces de nuestras barreras emocionales abrazando así todas nuestras emociones

 

  • Déjate conmover

Es posible que no siempre funcione, pero ver una película de drama o escuchar música conmovedora o triste puede ayudarte a expresar tus lágrimas.

Exponte a un exceso de emociones.  

  • Ver películas tristes

Ver un dramón para poder conectar con la tristeza y el llanto desde ahí. Al llorar por la película también conseguirás desahogo de tu propia necesidad de soltar.

El hecho de ver una película emotiva te ayuda a conectar con un sentimiento de tristeza que desata las ganas de llorar. Si esto sucede, pausa el vídeo y tómate tu tiempo para poder aliviarte tranquilamente.

“Drama sin drama” llora conscientemente, dándote tu tiempo para conectar y liberar tensión, pero sin el drama de explotar en tu tema ya que lo haces a través de la película.

La recuperación se realiza a través de la reconexión con tu cuerpo y tus emociones, por lo que hay que permitir sentir el bloqueo, expresar los sentimientos y crear el espacio y la oportunidad para llorar tranquilamente.

 

Recuerda, el llanto se puede reaprender

La exposición al llanto en espacios cariñosos y sin prejuicios ayuda a poder llorar cuando sientes que quieres hacerlo.

 


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