El egoísmo es una conducta orientada hacia el yo (ego). Es decir, todas aquellas cosas que hacemos durante nuestra vida diaria que están orientadas a satisfacernos a nosotros mismos son «egoísmo».
El egoísmo insano busca el propio placer independientemente de las consecuencias que pueda tener para los demás, sin tener en cuenta al otro, ignorando sus necesidades o el daño que le pueda hacer.
En cambio en el egoísmo sano lo que hago es priorizar mis necesidades y cuidarme, aprendiendo a quererme y respetando mis propias necesidades y sentimientos. Se trata de pensar primero en mí y realizar lo que me haga falta para poder estar bien con los recursos posibles y reales en ese momento. Al cuidar de mí además podré establecer relaciones de forma más sana y positiva.
El egoísmo sano tiene que ver con primero cuidarse uno mismo, y ponerme atención, y una vez que estoy bien conmigo ya puedo estar disponible para los demás.
muchas veces subestimamos el precio de atender a los demás, y es muy alto si no nos miramos a nosotros antes. Si yo no satisfago mis necesidades corro el riesgo de pretender que las satisfaga el otro o a través del otro, y desde aquí es mucho más fácil ir al encuentro del otro, desde un lugar menos demandante.
Por ejemplo. Hoy estoy saturada y sé que me iría bien volver a casa andando y dándome un paseo para despejarme, pero sé que mi pareja está en casa con los niños y “me sacrifico”, voy a casa abotargada, y probablemente me irrite fácil cuando los niños “no colaboran” o culpare a mi pareja de alguna forma ya que les estoy considerando directa o indirectamente culpables de mi malestar. probablemente si me hubiese permitido ir a dar este paseo y hubiese vuelto a casa despejada podría asumir con otro temple el hacer la cena y meter a los niños a la cama, incluso repartiendo estas tareas con mi pareja.
